Por: Raymundo Flores Melo.
Fotografías, murales, acuarelas,
obras de caballete y litografías constatan la inclinación que Diego Rivera tenía
por el xoloitzcuintle. En varias imágenes lo podemos ver posando orgulloso con
uno o dos ejemplares de estos perros mexicanos.
Entre las fotos destaca la que
sirvió como portada de uno de los primeros libros sobre xoloitzcuintles: El
xoloitzcuintle en la historia de México, editado por el Museo Dolores Olmedo Patiño en el año de
1997, salida de la lente de Guillermo Zamora. En ella se aprecia al muralista
con dos xolos, uno en cada brazo. La particularidad de la imagen está en los
collares de los perros, realizados con cuentas de piedra verde, posiblemente
jade, que le dan un toque distintivo. O bien aquella, tomada de los archivos del
Museo Frida Kahlo[1],
donde el maestro Rivera, sentado en los escalones de la pirámide de la Casa Azul, ve apacible a la cámara,
teniendo al lado a un joven xoloitzcuintle.
Sin embargo, la que llama la
atención es una, también de Guillermo Zamora, donde el pintor esta ataviado a
la manera andina con gorro y poncho, portando en sus brazos a un xoloitzcuintle.
Existen otras imágenes del
muralista con xoloitzcuintles, como las tomadas en la Casa Azul. En una lo vemos tendido en una banca del jardín, posando
para la foto con dos perros a sus pies, de los cuales, uno es xoloitzcuintle. En
otra está parado frente a una de las paredes de la casa de Coyoacán, entre dos piezas
de origen prehispánico, mientras le regala una dulce mirada al xolo que tiene
en brazos. Por último la foto donde, ya con más edad y sentado en una silla,
sobre una de sus piernas mantiene un perro xoloitzcuintle sedente.
También están aquellas, que con
cara sonriente, lentes y sombrero, teniendo como fondo el Anahuacalli, sostiene un xolo con copete blanco. De este último
lugar es una fotografía – propiedad del artista - donde dos trabajadores, del ahora museo, sujetan
cuatro xoloitzcuintles. De igual manera esta aquella en la tiene sobre su pecho
a un xoloitzcuintle macho con patas manchadas.
Al xoloitzcuintle, dentro de la
obra de Rivera, lo encontramos en algunos murales de la Secretaría de Educación Pública, cuyas paredes fueron abiertas a varios
artistas plásticos por mediación de José Vasconcelos, bajo el gobierno del
general Álvaro Obregón. De esta manera encontramos en el llamado Patio de Fiestas: La Lluvia y La Noche de los
pobres, ambos fechados en 1926. En el primero de ellos está un niño
hincado, con camisa blanca y overol azul, comiendo un taco, mirado atentamente
por un pequeño xoloitzcuintle. En el segundo mural, tenemos al xolo enroscado
en el suelo junto a tres miembros de una
familia dormida.
De ese mismo año es El Agitador, pintado en la Universidad Autónoma de Chapingo. Aquí
tenemos un perro con rala pilosidad y cola peluda, en estado de alerta, ante la
asamblea de campesinos y obreros.
De 1932 es la litografía El niño del taco, donde se recrea un
fragmento del mural La Lluvia, observándose al niño y al xoloitzcuintle, ahora
como personajes principales de la obra. La litografía pertenece a la Colección
del Museo Dolores Olmedo Patiño.
Ya en los años cuarenta empieza a
trabajar, en Palacio Nacional, los murales dedicados a las culturas
prehispánicas. De este periodo son El
Mercado de Tlatelolco (1944-1945) y La
cultura purépecha o tarasca de Michoacán (1945). En el primer mural se recrean la organización
y variedad de productos que se podían encontrar en Tlatelolco – entre ellos los
perros xoloitzcuintles –, así tenemos a un xoloitzcuintle que es ofrecido como
mercancía. En el segundo mural, al fondo sobre unas escaleras, están tres xolos
en distintas posiciones: sentado, echado y enroscado.
Después encontramos el mural
titulado Sueño de una tarde dominical en
la Alameda Central (1947-1948), donde se observa a un xoloitzcuintle que se
enfrenta a un policía que impide que una familia de campesinos indígenas se
mezcle con los ciudadanos ricos del país.
Es posible que de una visita a
uno de los mercados del México rural haya salido la acuarela llamada Mercado de Petates (1950), en la que se
aprecian a los compradores y vendedoras de esteras siendo observados desde el
ángulo inferior derecho por un pequeño xolo.
Ya en un 1950, Diego Rivera
vuelve Palacio Nacional para terminar su trabajo dedicada a las culturas del
México prehispánico. De este periodo son: La civilización Totonaca (1950), Las
industrias del maguey y del amate (1951) y El desembarco de los españoles en
Veracruz (1951). En el primero de los tres murales arriba mencionados, vemos a
un xoloitzcuintle en primer plano, acompañando a un personaje ataviado a la
manera teotihuacana que parece encabezar o dirigir un contingente. En el
segundo se hacen presentes un par de xolos que beben agua de manera apacible en
un arroyo donde son lavados los textiles. En el tercero está representado un
fiero y pequeño xoloitzcuintle que hace frente a un perro llegado con los
conquistadores españoles.
De 1955 es un pequeño oleo
titulado Niño con rehilete donde,
frente al infante que hace girar el juguete, se representa un regordete xolo
que parece mirarle.
Las dos últimas obras de Rivera
dedicadas al xoloitzcuintle están relacionas con la señora Dolores Olmedo, ya
que fueron realizadas en dos de sus propiedades. La primera es el mural llamado
La casa del viento (1956) en
Acapulco, Guerrero. En él se puede apreciar a la dualidad Quetzalcóatl – Xólotl
en una composición multicolor de azulejos, conchas y piedras. Quetzalcóatl es
representado como una serpiente emplumada y Xólotl como un perro de color
oscuro.
La segunda obra, realizada para
un espejo de agua, recibe el nombre de El
espejo de la Estrella (1957), en
ella se utilizó mosaico vítreo, mármoles y ónix. Se encuentra en lo que fue Quinta Ofelia, propiedad de Maximino Ávila
Camacho, misma que después es vendida a
Dolores Olmedo. En la actualidad es el parque El Batán, en la Ciudad de México. Es la última obra del artista donde
se observa a un probable perro xoloitzcuintle portando un collar.
Variada es la obra de Diego Rivera
donde representa al xoloitzcuintle y lo vuelve, con el paso del tiempo, un
símbolo de la cultura nacional.
[1] Mejor
conocido como la Casa Azul de Coyoacán.
Para ver las fotos las obras de Diego Rivera con xoloitzcuintles: Pulse aquí.
Para ver las fotos de Diego Rivera con xoloitzcuintles: Pulse aquí.
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