29 oct 2014

UN EJÉRCITO DE XOLOS.

Por: Raymundo Flores Melo


Creatividad, papel, cartoncillo, pegamento, un poco de pintura y convivencia con xoloitzcuintles, es lo que marca el trabajo realizado por Felipe Nava para crear un particular ejército canino que, de repente, nos hace creer que estamos en las riberas del Chiconahuapan listos para atravesarlo.

A los miembros del contingente los encontramos en varias posturas y tamaños, eso sí, sin dejar de lado el porte elegante que caracteriza a este perro mexicano.

Doblez tras doblez, el cuerpo toma forma. Puede estar parado, sentado, en posición de juego o echado, lamiéndose, ser cachorro o adulto, tener copete o no pero, sin duda, son una representación más del xoloitzcuintle.

Los motivos prehispánicos que los adornan realzan el lugar que tienen dentro de la cultura mexicana, otro tanto cuando una de las mitades de su cuerpo toma forma de esqueleto,  representando la dualidad vida-muerte, misma que nos recuerda el viaje de Quetzalcóatl al Mictlán y la manera como el perro se convierte es una especie de psicopompo o guía de almas, motivo por el cual ha sido reincorporado a las ofrendas de Día de Muertos.

Pero si de símbolos se trata, algunos tienen ilustrados  los días del calendario mexica, así como un juego de pelota que nos habla de otro viaje al mundo de los muertos, el realizado por los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, en la zona maya, quienes enfrentan a los señores del Xibalbá y salen victoriosos.

También los hay decorados con motivos florales y con caracoles marinos que evocan al dios gemelo de Quetzalcóatl - a Xólotl -, aquella deidad que huyó para no ser sacrificado escondiéndose en el agua, en el corral y en la cocina, originando al ajolote, al guajolote y al tejolote.

Es sorprendente como utilizando materiales sencillos y al alcance de la mano, se pueda crear un mundo de xolos y que estas pequeñas obras puedan evocar tantas concepciones y creencias de los antiguos mexicanos. En hora buena por esta iniciativa.

Octubre de 2014.