INTRODUCCIÓN
Por: Marco Antonio Hernández Abarca-Escampa
El periodo
post-revolucionario en México se caracterizó en lo político por un discurso
nacionalista que pretendió unificar una nación multicultural, a la vez que
legitimó a las nuevas estructuras de poder. Durante este proceso, los hechos y personajes históricos
frecuentemente fueron re-significados en el imaginario colectivo, alejándose de
la fidelidad histórica. Tales fenómenos
propiciaron el surgimiento de una gran diversidad de íconos culturales que
enfatizaron el naciente ideal de lo nacional mexicano, creándose así una
cosmovisión e incluso una mitología contemporáneas.
Nuevas
ideologías europeas se arraigaron en México, especialmente el marxismo y su
inherente postura anti-imperialista. De esta manera, tanto el indigenismo como
el socialismo marcaron el contexto político y cultural de México durante el
siglo XX. Fue desde esta perspectiva que surgió tan vasta constelación de signos, íconos y símbolos
nuevos o reelaborados. Uno de los más singulares símbolos nacionalistas del
siglo XX fue construido a partir de una realidad biológica y de la información
etnohistórica contenida en documentos coloniales. Esta es la figura del perro
pelón mexicano conocido como xoloitzcuintle, de origen mesoamericano.
El
estudio del xoloitzcuintle en términos de su construcción social como un ícono
nacionalista, implica la aproximación al tema desde una perspectiva
etnobiológica. La etnobiología es una
rama de la antropología cognitiva que en conjunción con la biología, tiene como
finalidad la comprensión de las relaciones entre las sociedades y la biota[1]
o segmentos discretos de la misma. Una vasta proporción de estudios
etnobiológicos han centrado su atención en sociedades “tradicionales” o “no
occidentales” tratando de comprender los conocimientos biológicos, la cosmovisión y el manejo de los recursos naturales por parte
de dichas culturas.
Sin embargo, la relación entre sociedades
urbanas complejas como la sociedad mexicana a partir del siglo XX y segmentos
específicos de la biota pueden ser abordados con las mismas finalidades. Tal
enfoque resulta novedoso al contrastarlo con la perspectiva teórica de la
etnobiología latinoamericana y su postura política, mismas que ofrecen un
panorama donde las prácticas y los discursos sobre los recursos naturales se
encuentran escindidos entre la sociedad urbana y las sociedades indígenas o
campesinas, éstas últimas sujetas a la primera en una relación asimétrica de
poder. Como consecuencia, el objeto de estudio suele ser la sociedad
tradicional y rara vez la urbana.
Los saberes o discursos asignados a cada
uno de estos actores sociales por los investigadores latinoamericanos frecuentemente
resultan calificados como “científicos” para el caso de la sociedad urbana y
“tradicionales” o “ancestrales” para el
resto de las culturas. Por lo tanto surge la propuesta de concebir una
etnobiología en México que sin pretender crear nuevas subdivisiones
disciplinarias podría calificarse como urbana atendiendo al medio en que se
desarrolla. Lo anterior implica una adaptación conceptual y metodológica al
nuevo medio social y sobre todo, los hallazgos podrían aportar a cerrar el
círculo de diálogos o comprensión mutua entre las sociedades involucradas.
La figura del xoloitzcuintle, o
simplemente “xolo” se ha incorporado en el imaginario colectivo de amplios
sectores de la población urbana mexicana, además de existir o haber existido en
otro tipo de sociedades. Tal imagen también puebla espacios en obras de arte de
diversos autores e incluso halló su lugar en los libros de educación oficial.
Múltiples científicos han abordado el tema para explicar su origen y su importancia
histórica, generalmente ligándolo a versiones nacionalistas. Además, existe una
actividad formal de crianza que al interior de dicho medio proyecta
internacionalmente al xoloitzcuintle como representante de “lo mexicano”.
Asociado a lo anterior, existe un conjunto de actividades de importancia
económica en torno a este animal. El
xoloitzcuintle ahora se ubica incluso en el ciberespacio. Por todas estas
razones, las representaciones sociales en torno al xoloitzcuintle resultan un
tema relevante para la antropología. Justamente tal variabilidad en torno al
concepto de xoloitzcuintle inspira la parte metafórica del título de esta
investigación, ya que diacrónica y sincrónicamente cada cultura con su mirada
le otorga un color o un matiz propio.
La relación entre la sociedad y los
segmentos discretos de la biota puede proponerse como una apropiación o
proyección cultural. De esta manera, los usos y significados atribuidos a
plantas y animales dependen directamente del sistema cultural que los incorpora
al código significante y no únicamente de sus propiedades biológicas. Siendo
que el propósito de este trabajo fue analizar la construcción del concepto
moderno de xoloitzcuintle por parte de la sociedad urbana mexicana a partir del
siglo XX, el papel de este animal en el pasado remoto y en los medios rurales
actuales constituyen referentes comparativos por abordar y explorar, mas no son
los campos de estudio centrales[2].
Es así que el estudio de la figura del xoloitzcuintle
se transforma en un caso concreto para abordar etnobiológicamente el contexto
urbano. Se plantea como hipótesis que a
pesar de la existencia de evidencia científica contundente, las ideas nacionalistas
del momento en México se alejaron del argumento de la ciencia y como
consecuencia es impreciso adjudicar un sentido estrictamente científico al
pensamiento y prácticas urbanas relacionadas con el xoloitzcuintle. Tal disociación
favoreció un comportamiento muchas veces irracional, aunque culturalmente
coherente dentro del sistema, en torno a este cánido. Un ejemplo de
comportamiento social alejado de la objetividad es el innecesario biocidio de
grandes cantidades de cachorros iniciado a partir de esa época y que aún
prevalece en ciertos contextos.
La visión nacionalista radical que se tuvo
durante el siglo XX sobre el xoloitzcuintle se ha ido disolviendo en la misma
medida en que la globalización afecta a las sociedades contemporáneas. Muchas
de las prácticas e ideas anteriores resultan inaceptables en el presente, en
cambio otras podrían mantenerse. Es así que las percepciones y acciones en
torno al xoloitzcuintle se encuentran en un momento de drástico cambio como
respuesta cultural y son enriquecidas tanto por el argumento científico reciente
como por las ideas postmodernas.
Los
principales trabajos realizados desde las ciencias sociales acerca del xoloitzcuintle,
hasta el momento, se han enfocado mayoritariamente en crear relatos históricos
entendidos como secuencias cronológicas de eventos o bien en aspectos
arqueozoológicos[3]. Aún
cuando la secuencia histórica puede ser el primer objetivo, la meta última de
la antropología consiste en proponer explicaciones a los fenómenos sociales. De
todas maneras, tales obras poseen la virtud de haber recopilado multitud de
datos históricos y presentarlos de manera sistematizada, sin embargo, son
limitadas en cuanto a la interpretación sociocultural y el análisis causal
contemporáneos. Las narrativas de estas obras se mantienen dentro del discurso
nacionalista original, lo cual en ocasiones empaña la claridad conceptual del
argumento o bien reproduce mitos o conceptos no del todo objetivos. Aún así, se
constituyen como referencias historiográficas constantes al abordar el tema de
estudio.
Sin caer en la rigidez positivista, el
argumento biológico sobre el xoloitzcuintle se utiliza como referente
comparativo ante las representaciones colectivas urbanas. Por lo tanto, resulta
necesario exponer ampliamente el argumento biológico, que desde la perspectiva
de la antropología cognitiva no es sino otra forma de interpretación social de
la biota en un momento y lugar dados. Es así que aunque no es frecuente pensar
de esta manera, la propia exposición científica del tema representa una
recopilación conceptual, prácticamente antropológica, acerca del pensamiento de
un sector poblacional, es decir los propios científicos. Para complementar el
estudio, además del análisis historiográfico, se realizaron diversas
observaciones de campo durante las cuales se recopilaron breves notas
etnográficas, otorgando especial énfasis a lo visual.
En el primer capítulo se ofrece un marco de
referencia conceptual que incluye un bosquejo histórico de la disciplina de la
etnobiología como parte de la antropología cognitiva. En vez de comenzar el
relato acerca del xoloitzcuintle a partir de eventos históricos, se realiza una
deconstrucción a fondo del concepto “perro pelón mexicano”. Para lograr este objetivo,
primero se establecen los conceptos actuales acerca de la genética de los perros pelones o desnudos. A partir
del argumento genético, se enfatiza la
existencia de cachorros nacidos con pelaje completo al interior de la población
de xoloitzcuintles, los cuales en realidad representan la forma original y
mayoritaria de esta población canina. A continuación, se mencionan aspectos
históricos y zootécnicos acerca del concepto mismo de raza y sobre el
surgimiento de la canofilia, todos estos temas, competentes a la etnobiología.
Se cuestiona la pertinencia de definir al xoloitzcuintle como raza a partir de
un rasgo simple de desnudez, siendo la respuesta negativa. Posteriormente se
explora la distribución antigua de estos animales, resaltando su presencia en
vastas zonas del Continente Americano.
Una vez argumentado que la población
canina que sirve de base para crear el concepto de xoloitzcuintle no
corresponde a la definición tradicionalmente establecida, en el segundo
capítulo se examina la fundación formal de la raza xoloitzcuintle durante el
siglo XX. Se muestra que dos impulsos simultáneos coexisten y convergen en el
proceso. Por un lado la influencia y acción de extranjeros post-románticos y
exotistas y por el otro, el furor nacionalista postrevolucionario. También se
analiza el discurso, emergiendo la idea de que al patrón del mismo corresponde
a la fórmula de héroe cultural, motivo por el cual el xoloitzcuintle adquiere
importancia iconográfica y adquiere su conocida popularidad, así sea negando la
realidad biológica. Al final se compara
la cosmovisión antigua sobre el xoloitzcuintle con la postura científica, la
cual sin proponérselo fortalece la dualidad esencial del xoloitzcuintle
planteada por la primera, pero no tomada en cuenta por la perspectiva urbana
del siglo XX.
Desde la óptica urbana, los primeros
xoloitzcuintles modernos se extrajeron de la Cuenca del Río Balsas con la
finalidad de establecer programas de crianza. Los viajeros modernos han
relatado sus experiencias en la zona, muchas veces mitificándola como una zona
prístina pero inaccesible. En el tercer
capítulo se exponen datos acerca de las características naturales y sociales de
esta región geográfica. Por tratarse del ecosistema original del xoloitzcuintle
moderno, se realizaron exploraciones en el área, tratando de evaluar la
condición actual del xoloitzcuintle y abarcando áreas de la cuenca no visitadas por otros estudiosos del tema. Se
exponen los datos obtenidos en forma de testimonios e imágenes. Adicionalmente se
realizaron observaciones cualitativas acerca de la morfología de los perros de
la zona bajo el supuesto que las presiones selectivas del medio determinan un
fenotipo determinado.
Debido a que parte del interés original
por el xoloitzcuintle surge desde la canofilia, en el cuarto capítulo se
comentan brevemente los conceptos básicos de la misma y el papel del xoloitzcuintle
en esta actividad. De hecho, el discurso y prácticas canófilas constituyen un
elemento central que impacta al imaginario urbano. Como se menciona desde el
principio, los perros pelones ocuparon extensas regiones de América. Es así que,
en el Perú se ha fundado una segunda raza canina moderna siguiendo un patrón
argumentativo paralelo al del xoloitzcuintle. Datos obtenidos acerca de este
fenómeno, recopilados durante un viaje a aquel país complementan la revisión
documental realizada. También se incluyen algunas observaciones acerca de la la
vida de los xoloitzcuintles en diversos países del mundo, recabadas durante
distintas visitas, donde se halló que las motivaciones para poseer un perro pelón divergen del
nacionalismo mexicano y en cambio se basan en la búsqueda de lo exótico e incluso
en motivos médicos. De la misma manera, se abordan aspectos relativos a la
definición e integración del xoloitzcuintle con pelo a la definición de la
raza. Al final del capítulo se comentan
algunas de las situaciones más recientes acerca de la raza xoloitzcuintle en
México así como una evaluación de sus categorías de uso.
Por último, se expone un capítulo de
conclusiones en el cual se evalúa el alcance de las hipótesis planteadas y
además se concretan premisas desarrolladas a lo largo del texto. La
aproximación etnobiológica a los contextos urbanos se constituye como un
complemento a la actividad sobre las sociedades tradicionales al completar el
abanico de interpretaciones sobre un tema dado. En el caso concreto del
xoloitzcuintle, se pudo mostrar la manera en que el imaginario se crea a partir
de argumentos diversos y no necesariamente sobre una fundamentación científica.
La aceptación del xoloitzcuintle dentro del discurso nacionalista se basa en la
admiración causada por su historia bajo el patrón de héroe cultural. El análisis conjunto de la evidencia reunida también
sustenta nuevas propuestas acerca de la conceptualización en torno al
xoloitzcuintle y su manejo zootécnico. A pesar de las incoherencias históricas,
un replanteamiento conceptual permite la posibilidad de seguir concibiendo al
xoloitzcuintle como una raza, ya no pelona, sino dual. El xoloitzcuintle solo
puede concebirse de manera integral atendiendo dicha dualidad presente en la
población de un perro tropical de tipo primitivo cuyo origen moderno fue la
selva baja caducifolia del estado de Guerrero. La integración de la dualidad al
discurso permite preservar íntegramente el legado biocultural heredado de las
culturas mesoamericanas.
[1] De acuerdo a la Real Academia Española, se
entiende por biota el conjunto de la fauna y la flora de una región. Suele
concebirse como un repertorio o listado de entidades taxonómicas.
[2] Para conocer a fondo datos sobre el xoloitzcuintle antiguo consúltese
Valadez y Mestre (1999). En este trabajo se rescatan aquellos datos pertinentes
al argumento, mas no es finalidad repetirlos todos.
[3] Si bien el tema se abordó previamente, la obra de Wright (1960)
constituye una síntesis del pensamiento de su época sobre el xoloitzcuintle.
Posteriormente comienza a aparecer la serie de artículos y libros de Valadez y
coautores, principalmente a partir de los 1990´s y de corte arqueozoológico.
Gran parte del resto de las fuentes se limitan a replantear datos a partir de
estas obras.